viernes, 12 de julio de 2019

El twist lamista

La interacción con las músicas foráneas se dieron a través de las primeras radios. Muchas innovaciones han nacido dentro de la cultura kechwa lamista. Muchos géneros y canciones han sido adaptadas a la cultura local para interpretarlas a través de sus características primarias.
A principios de los años 60's, se introducía en las celebraciones sociales un baile basado en el Rock and roll, llamado Twist. El nombre nace a raíz de la canción homónima de Hank Ballard, pero popularizada por la versión posterior de Chubby Cheker. Todo esto ocurría en los Estados Unidos de Norteamérica.

Después de realizar diversas entrevistas y recopilar informaciones concretas, me di cuenta de algo muy insólito, y sobretodo cuando mi plan era el de recopilar la música tradicional y folclórica de Lamas; en el repertorio de los músicos kechwas lamistas nunca falta el Twist, con su peculiar forma de bailar, que llamó mi atención al punto de interesarme completamente en ello. Empecé a indagar más sobre el mencionado ''género musical'', sin percatarme en un primer momento que se trataría de una adaptación del baile afroamericano, mencionado previamente. Para ello, retomé las entrevistas y tuve que dilatar mis objetivos y el plan matriz.

Texto extraído de mi cuaderno de campo:

22, diciembre - 2017

¨El tuis escribió un músico nativo (yo creo que es Twist). Hombres y mujeres bailan con una coreografía común y muy particular. Los pasos son casi estáticos, en el mismo lugar. Los movimientos son giratorios desde la cadera. Los pies están en el mismo sitio siempre y giran de izquierda a derecha, probablemente a 30° cada giro. El ritmo está entre 2/4 y 4/4, obviamente el bombo marca en contratiempo. La melodía tiene una particularidad: hay sostenidos. El tambor no tiene muchas variaciones rítmicas y sus redobles son siempre los mismos¨. 
Ratifico que la memoria del poblador Kechwa es muy buena, como hace más de 60 años cuando Guillermo Izquierdo Ríos (el hermano de Francisco) registraba algunas aproximaciones antropológicas sobre el poblador Kechwa de Lamas; empezaron a contarme que, los músicos se reunían en la casa del vecino que tenía la fortuna de poseer una radio para escuchar las noticias o las músicas de la época, con la intención de aprender esas canciones del momento para aumentar el repertorio musical.

Las festividades sociales, en especial los cumpleaños, matrimonios, patrona y aniversarios de la ciudad, eran las reuniones donde se ejecutaban músicas fuera del contexto sagrado, es decir, el Twist podía ser interpretado sin problemas, ya que no alteraba las festividades sagradas de la cosmovisión indígena.

Entre población mestiza y Kechwa, las celebraciones se desarrollaban en un segundo eje, el baile. En un primer momento, el baile fue adaptado a través de la observación del poblador Kechwa hacía el poblador mestizo. No era habitual que el poblador nativo tenga entre sus pertenencias preeminentes un televisor, excepto la radio; y como era el caso del ciudadano mestizo, que mientras más dinero o acomodado era, tenía más opción a adquirir artefactos eléctricos de la época.

Los músicos nativos empezaban a imitar las melodías de algunas canciones del Rock and roll -precisando que habían ciertas limitaciones por parte del instrumento- con la kena (quena). Sin embargo, las limitaciones sonoras se fueron superando con el desarrollo de las habilidades en el instrumento, es decir, las alteraciones (escala de Blues) en la escala de la kena se fueron perfeccionando. Todo este proceso transcurrió desde mediados de los años 60's. 

En la actualidad, el Twist lamista (como fue bautizado por los músicos y la población misma) se sigue ejecutando en las celebraciones de similar función: cumpleaños, matrimonios, patrona y aniversarios de la ciudad. Agrego que, en estos últimos años y debido a la creciente afluencia turística, también se ejecuta en carnavales y como parte de un ''muestrario'' al público nacional y foráneo, es decir, se ejecuta cada género músical -solo del folclore, mas no de los géneros tradicionales, porque forman parte de rituales más íntimos- para dar un alcance del vasto desarrollo musical alcanzada por la cultura Kechwa lamista.

Los ensambles tienen la estricta formación de siempre, es decir, tambor y bombo típico, una kena y las shacapas que se ejecutan por parte de los danzantes.


Aparte de la labor de recopilación que hice, y posterior a ello, he analizado las piezas musicales y las he sistematizado en partituras para un mejor entendimiento del lenguaje, y quizás, para un mejor proceso de conservación de las mismas. Todo este cúmulo de material musical será hecho público y gratuito, tanto como los archivos sonoros. 
+ Algunas de las fotografías fueron tomadas por Raúl Olaya (Universidad de Lima), estampadas con la nominación: Raúl Olfer. 
+ Un ejemplar del Twist lamista fue registrado en un archivo sonoro. Grabado a finales del año 2017 en el contexto de mi investigación sobre la música tradicional y folclórica de Lamas. Mezclado y masterizado en la ciudad de Lima. Publicado junto a otras piezas musicales en un álbum virtual, titulado: La música de los Kechwas lamistas. Sin intención de lucro.

Percy Aleksander Flores
Lima, Julio - 2019.

jueves, 27 de junio de 2019

Motivaciones para investigar y registrar la música Kechwa lamista

Julio del 2016

Pasaba más tiempo husmeando en las bibliotecas que escribiendo música, para ser sincero; entre libros, vasos pequeños con café frío y barato, y escuchando las mismas canciones de siempre (prefiero no decir qué tipo de canciones). Como dije anteriormente, pasaba las mañanas, tardes y una que otra noche rogando que seguridad no viniera con ese rostro rendido de su labor diaria a decirme: joven, ya debe retirarse, buenas noches. 

De una biblioteca a otra, siempre gris; Lima es gris en julio, todo el invierno, gris. Mi ánima es gris también. Todo es perfecto, medito. 

A pesar de colarme en algunas clases de Antropología y Sociología, prefería estar en las bibliotecas como un perfecto autodidacta, siempre he sido autodidacta; casi no me juzgo porque nunca me arrepiento, nunca he fallado educándome de esa manera. Asistí también a clases de Musicología e Introducción a la etnomusicología dictadas por el maestro Aurelio Tello. He aprendido muchas cosas en poco tiempo, debía sentirme afortunado, sin embargo: ¿Qué debo hacer con toda la información adquirida? dejarlo en papeles a cambio de números como calificaciones no era mi propósito, además estaba muy animado después de leer muchos libros de investigación, poesía peruana y uno que otro clásico aventurero de historia, para no perder mi causa.

Siempre he sentido curiosidad por explorar las músicas de otras regiones del país. Sucede que desde antes ya había analizado la música tradicional de culturas foráneas, incluso había compuesto y grabado música instrumental usando recursos -excesivos- de la música hindú.  
Siempre llega un momento en el que uno mismo se cuestiona al punto de sentirse casi culpable, eso pasó conmigo. Obviamente, tenía ya planeado a dónde ir, qué hacer y cómo hacerlo, no era mucho esfuerzo, pensaba en un primer momento.

Espero paciente las vacaciones de medio año; llega el momento, empaco mis cosas: ''mis guitarras no pueden quedarse solas en Lima'', pienso.
Ya en el aeropuerto -muy de mañana- los trabajadores de la aerolínea se oponen a permitir mi viaje con dos guitarras, ni una sola palabra digo. Espero. Sigo esperando a un costado de lo que ellos llaman counter:

- ''Señor, lo que podemos hacer con sus instrumentos musicales...'' - ''No, gracias'', interrumpo de una forma relajada. Los trabajadores me empiezan a mirar de manera incómoda. Espero. Sigo esperando a un costado. El operador conversa con sus compañeros, llama a alguien por su intercomunicador. Espero, sigo esperando a un costado:
- ''Señor, este es su pasaje, la hora, y la puerta de embarque, muchas gracias por usar nuestro servicio''.

Ingreso a la sala de embarque; frío, pálido, ojos de tantos colores, pieles de tantos colores, prisa en algunos, tranquilidad en otros, finalmente frío. No tenía absolutamente nada qué hacer fuera de ella, ¿Qué tenía que hacer afuera?. ''A ver si duermo un poco'', pienso, pero al mismo tiempo, la prisa en algunos y la tranquilidad en otros hacen que me irrite fácilmente. Recuerdo el aroma del café, no es el mismo, nunca podría ser el mismo. Vienen y van sensaciones de estar parado en medio del cálido de la selva, rodeado de frutos frescos y viento caliente; tropical es la palabra que galopa en mi mente. Amarillo y verde todo, azul animoso el cielo que me vea abrir senderos entre los frutos frescos y el viento caliente. Café, café y más café; estoy dormido. Duermo y no siento que lo esté, el color del café pinta el cielo azul, todo se eclipsa y los frutos se secan. Todo huele a café. 

Finalmente, a punto de subir al avión. Estoy cada vez más cerca de ingresar por la puerta de embarque número 13, sostengo mis guitarras más fuerte -como si estuviera en esas angostas calles de Alto Perú, pasada las 11 de la noche-. Una vez más: ''nadie me va a quitar... ni se atrevan, ni se atrevan''. Dni y boleto a la mano, pero los tengo en la boca; me siento rebelde, no tengo ganas de obedecer a nadie. Siempre he sido rebelde, solo tengo que actuar muy natural. 2 minutos después estoy más calmado. De hecho, me estoy embarcando a territorios remotos y movedizos, un tanto lejos de mi hogar, ¿alguien me lo pidió? ¡no!, porque soy rebelde lo hago. Se evaporan mis controversias y es momento de ingresar al avión pero, ''un momento, señor. Usted no puede viajar con ambos instrumentos en cabina''. Desconfianza y un poco de temor invaden mis manos y suelto mis guitarras:

- ''Frágil, por favor. Frágil''
- ''No se preocupe, caballero, tome su boleto, están los números de ambos equipajes. Irán al último, encima de las otras cargas''. Camino despavorido, directo al avión. 

Una vez sentado y con mi pequeño cuadernillo, me entretengo escribiendo y corrigiendo mi agenda para cuando llegue a Tarapoto. Aún hay gente subiendo al avión y ubicándose en sus respectivos asientos, ''no me gusta subir al último, ya ves, me gusta ir detrás de 3 o 5 personas nada más, así no tengo que sudar por estar agitado buscando mi asiento y poniendo mi mochila en el compartimento que está arriba; así estoy bien, ya ves''.